Semana del 11 al 17 de agosto de 2024

 Poema 1

Yo no necesito tiempo

para saber cómo eres:

conocerse es el relámpago.

¿Quién te va a ti a conocer

en lo que callas, o en esas

palabras con que lo callas?

El que te busque en la vida

que estás viviendo, no sabe

más que alusiones de ti,

pretextos donde te escondes.

Ir siguiéndote hacia atrás

en lo que tú has hecho, antes,

sumar acción con sonrisa,

años con nombres, será

ir perdiéndote. Yo no.

Te conocí en la tormenta.

Te conocí, repentina,

en ese desgarramiento

brutal de tiniebla y luz,

donde se revela el fondo

que escapa al día y la noche.

Te vi, me has visto, y ahora,

desnuda ya del equívoco,

de la historia, del pasado,

tú, amazona en la centella,

palpitante de recién

llegada sin esperarte,

eres tan antigua mía,

te conozco tan de tiempo,

que en tu amor cierro los ojos,

y camino sin errar,

a ciegas, sin pedir nada

a esa luz lenta y segura

con que se conocen letras

y formas y se echan cuentas

y se cree que se ve

quién eres tú, mi invisible.


Poema 2

Qué alegría, vivir

sintiéndose vivido.

Rendirse

a la gran certidumbre, oscuramente,

de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,

me está viviendo.

Que cuando los espejos, los espías,

azogues, almas cortas, aseguran

que estoy aquí, yo, inmóvil,

con los ojos cerrados y los labios,

negándome al amor

de la luz, de la flor y de los nombres,

la verdad trasvisible es que camino

sin mis pasos, con otros,

allá lejos, y allí

estoy besando flores, luces, hablo.

Que hay otro ser por el que miro el mundo

porque me está queriendo con sus ojos.

Que hay otra voz con la que digo cosas

no sospechadas por mi gran silencio;

y es que también me quiere con su voz.

La vida—¡qué transporte ya! —, ignorancia

de lo que son mis actos, que ella hace,

en que ella vive, doble, suya y mía.

Y cuando ella me hable

de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,

recordaré

estrellas que no vi, que ella miraba,

y nieve que nevaba allá en su cielo.

Con la extraña delicia de acordarse

de haber tocado lo que no toqué

sino con esas manos que no alcanzo

a coger con las mías, tan distantes.

Y todo enajenado podrá el cuerpo

descansar, quieto, muerto ya. Morirse

en la alta confianza

de que este vivir mío no era sólo

mi vivir: era el nuestro. Y que me vive

otro ser por detrás de la no muerte.


Poema 3

Lo que eres

me distrae de lo que dices.

Lanzas palabras veloces,

empavesadas de risas,

invitándome

a ir adonde ellas me lleven.

No te atiendo, no las sigo:

estoy mirando

los labios donde nacieron.

Miras de pronto a lo lejos.

Clavas la mirada allí.

no sé en qué, y se te dispara

a buscarlo ya tu alma

afilada, de saeta.

Yo, no miro adonde miras:

yo te estoy viendo mirar.

Y cuando deseas algo

no pienso en lo que tú quieres,

ni lo envidio: es lo de menos.

Lo quieres hoy, lo deseas;

mañana lo olvidarás

por una querencia nueva.

No. Te espero más allá

de los fines y los términos.

En lo que no ha de pasar

me quedo, en el puro acto

de tu deseo, queriéndote.

Y no quiero ya otra cosa

más que verte a ti querer.


Poema 4

Yo no puedo darte más.

No soy más que lo que soy.

¡Ay, cómo quisiera ser

arena, sol, en estío!

Que te tendieses

descansada a descansar.

Que me dejaras

tu cuerpo al marcharte, huella

tierna, tibia, inolvidable.

Y que contigo se fuese

sobre ti, mi beso lento:

color,

desde la nuca al talón,

moreno.

¡Ay, cómo quisiera ser

vidrio, o estofa o madera

que conserva su color

aquí, su perfume aquí,

y nació a tres mil kilómetros!

Ser

la materia que te gusta,

que tocas todos los días

y que ves ya sin mirar

a tu alrededor, las cosas

—collar, frasco, seda antigua—

que cuando tú echas de menos

preguntas: “¡Ay!, ¿dónde está?”

¡Y, ay, cómo quisiera ser

una alegría entre todas,

una sola, la alegría

con que te alegraras tú!

Un amor, un amor solo:

 el amor del que tú te enamorases.

Pero

no soy más que lo que soy.



Hoy te presento 4 poemas de uno de mis autores favoritos, Don Pedro Salinas. Si bien es cierto son más largos y, para mí, un poco más difíciles de leer, estos tenían que estar aquí sí o sí. Esta sección la podemos dividir en 2 partes: los primeros dos poemas narran un poco eso de conocernos desde siempre, desde antes. Creo que es algo que alguna vez te dije y me sigue sonando coherente. Los otros dos poemas son un poco más "terrenales", por llamarlos de algún modo. De su narrativa salen algunos -varios- poemas de tu poemario, entonces he ahí la razón de por qué decidí ponerlos aquí. Siento que esta vez no te estoy compartiendo poemas que te describan o con los que te puedas identificar del todo, y perdón por eso, pero te doy algo mejor (creo): poder entrar a mi cabeza. Estos poemas son más un POV que otra cosa. Ahí disculparás la visualización, estoy viendo cómo hacerlo en columnas. Por mientras, espero te haya gustado c: -A

Comentarios

Entradas populares